jueves, 31 de mayo de 2012

Días 47 y 48. 2ª Parte: Continuamos para bingo.

... del Parque, subí a ver como estaba Cris y me lo encontré con la nariz manchada de sangre fresca y además se estaba rascando. Al principio me asusté porque pensé que se había abierto la herida de un zarpaso pero luego caí en la cuenta de que esa sangre le había salido después de abrirle el drenaje. Se notaba menos inflamado el moflete y eso me alivió un poco. Lo cogí en brazos y me lo llevé a su segunda guarida, el baño. Volví a limpiarle el agujero y a ponerle colirio. Aproveché para ponerle algo de comida de lata, interrumpiendo sine die el experimento de la comida seca (que me había recomendado la veterinaria y que, por cierto, me vendría de miedo, tanto por logística como por economía doméstica).


Lo dejé en el baño hasta por la tarde, cuando dejó de hacer calor y pude volverlo a subir a la azotea. Al caer la noche lo bajé al baño de nuevo (vaya traquín ¿no?), le limpié la herida de la nariz y la de la boca, también le puse el antiséptico para la gengivitis, y le puse algo de betadine en la herida de la boca. Después le puse el collar isabelino para evitar que se rascara por la noche ya que se había estado tocando con la pata y se había hecho la herida más grande, pero antes le he dado un buen jeringazo de agua para evitar que tenga sed a media noche, porque con el collar no puede beber bien (la verdad es que no se si puede o no pero, bueno, por si acaso).

Días 47 y 48. 1ª Parte: Houston, tenemos un ...

Pues eso, un problema. Todo pintaba bien, Cris iba por buen camino, como se suele decir en el argot de los enfermeros gatunos aficionados, pero resulta que, después de haber disfrutado de un sábado estupendo entre la azotea y el baño (sus dos pequeñas reservas naturales), la mañana del sábado amaneció con una gran inflamación en el moflete derecho y, consecuentemente, el ojo de ese lado casi cerrado.


Esa noche la había pasado en el baño pero seguramente pudiera deberse a algún cambio de temperatura, a haber pasado más calor de la cuenta o a que la herida interna de la nariz se haya obstruido y tenga acumulada algo de pus. En fin, el caso es que me agobié bastante. Me puse manos a la obra y le estuve limpiando con agua oxigenada para intentar abrir algo la herida y que drenara, por si esto pudiera ser necesario. Cada vez que le tocaba el moflete se quejaba de dolor y eso me hizo pensar que posiblemente se tratara de un acceso de pus. Después, con la ayuda de un cepillo interdental, abrí paso en la herida con la intención de que pudiera salir algo de pus. Volví a limpiarle con agua oxigenada y le puse colirio allí y en el ojo derecho, bastante inflamado por dentro en la zona del lagrimal. La mañana estaba relativamente fresca, así que lo subí a su chiringuito, al aire libre. Le puse algo de comida y me fui a dar un paseo, en esa mañana de domingo ideal para montar en bicicleta. A la vuelta ...

miércoles, 30 de mayo de 2012

Día 46. Sombreando



Esta mañana, bien temprano y antes de ir a trabajar, he colocado dos sombrillas sobre el apartamento de Cris, para que le diera sombra durante el mediodía y resto de la tarde, que es cuando el sol pega fuerte allí arriba. Luego he subido al pequeño puma a su chiriguito y le he puesto una lata entera de albóndigas en salsa para gatos (todo un festín gatuno).


viernes, 25 de mayo de 2012

Día 45. 3ª Parte: Ya en casa.

De vuelta ya, hice una paradita en el super para reponer el avituallamiento felino. Compré muchas latas de albóndigas, de cuatro sabores distintos, y una tarrina de 300g de paté para perros, sí, si, para perros, más barata que las de paté para gatos, a ver que tal, a ver si se la comía el fiera. Al llegar a casa, lo primero que hice fue regar la azotea para refrescarla un poco y luego solté al tigre en su apartamento. Después le fregué el plato y le puse la mitad de la nueva tarrina y se puso a comérsela sin dudarlo ni un segundo ¡¡bien!! prueba conseguida (aceptamos comida de perro como comida para tigrecitos). Me fui a nadar un rato y a la vuelta de la piscina, después de cenar, lo bajé al baño para que pasara la noche allí, eso sí, con la segunda mitad de la tarrina recién estrenada.


Día 45. 2ª Parte: Aún en la consulta.

... me mandó un spray para que se lo ponga en semanas alternativas, a discreción, según vaya viendo como evoluciona la zona, ahora un tanto enrojecida. También se lo puedo poner en la pequeña herida que le ha aparecido en la comisura izquierda. MM me ha dicho que deje de limpiarle con agua oxigenada la herida porque no es bueno abusar de ella ya que quema los tejidos (al final hice bien haciendo parones aleatorios en la cura de la herida, tal vez gracias a eso ha mejorado más rápido), me dijo que le limpie el agujero con agua esterilizada y le siga poniendo el colirio. Ya, al final, me dijo que de volver a la consulta, a no ser que empeorara la gengivitis, lo podía hacer a la vuelta de un mes; después de esto le dije que si quería adoptarlo pero no hubo suerte, además me contó que, al tratarse de la sede de la Protectora de animales, no le faltaban ofertas, normal. También le hablé de la existencia de este blog de “aventuras” y de que ella aparecía en él, como no podía ser menos, claro, dado su papel de actriz secundaria (¿o principal? Bueno, no se).

Día 45. 1ª Parte: De vuelta a consulta.

No me he preocupado por lo que le iba a poner de desayuno al bueno de Cris porque tenía muy claro que en la visita a la clínica de hoy no lo iban a operar para cerrarle la herida, sobre todo porque la herida ha ido cerrándose más rápido en la última semana. En esta ocasión, nos ha acompañado Pufi, un perrito muy simpático, y su dueña (muy simpática también, ja ja ja ...), porque también tenían que ir al veterinario y bueno, pues hemos aprovechado bien el viaje, charlando de cosas de bichos y demás. La consulta de hoy ha sido a cargo de MM, la veterinaria que lo vio la primera vez. Se ha quedado francamente sorprendida, sobre todo por el hecho de que ha puesto peso (ahora ya tiene 4,350 kg y partía de los escasos 3 kg con los que me lo encontré); recuerdo que ella no las tenía todas consigo cuando lo examinó hace 45 días; pensó que podía tener algún tipo de virus, causante de su extrema delgadez (se le marcaban las vertebras). MM estuvo observando con detenimiento la herida del hocico y me explicó que la herida terminará cerrándose aunque el orificio nasal derecho le quede un tanto atrofiado y, claro está, no le permita respirar al 100% (cuando se resfríe lo notará más pero, bueno, con más de 10 años que tienen mis dos gatas, Azul y Verde, no las he visto resfriadas nunca, será porque se toman todas las mañanas un buen vaso de zumo de naranja ¿no?, ja ja ja ... que no, que es broma, que a los gatos no les gustan los cítricos). Le echó un vistazo a la mandíbula y me preguntó como comía, le dije que como una auténtica bestia (quizás exageré un poco pero la verdad es que come bastante más que al principio); vio que tenía algo de gengivitis en el lado derecho, en la parte superior y ...

Días 42, 43 y 44. Mucho mejor, gracias.

Cris ya ha superado los 4,3kg ; parece mentira después de haberlo visto, literalmente, en los huesos. Paralelamente a este aumento de peso se ha producido una mejoría notable del ojo derecho, ya prácticamente curado, aunque cada día le siga poniendo sus 2 gotitas de colirio, una por la mañana y otra por la noche. Respecto a la pequeña herida de la comisura de la boca, he optado por limpiársela con agua oxigenada y dejarla en manos del libre albedrío, es decir, que se la toque cuando él guste, por eso ya no le he vuelto a poner el collar isabelino (así es mejor porque puede lamerse bien y, sobre todo, beber agua por su cuenta).

jueves, 24 de mayo de 2012

Días 40 y 41. Asombroso.

Tras la oleada de calor veraniego, las temperaturas han bajado y se podría decir que ahora están en su línea, a tono con la primavera sevillana. Así, como ahora no hay riesgo de que Cris se tueste en la azotea, ha estado en su ático durante todo el día y luego, por la noche, lo he bajado al baño para que no pasara frío. La herida del hocico ha mejorado notablemente en los últimos días, cerrándose un poco más. A pesar de mis dudas (sin fundamento científico alguno, por cierto), vuelve a cumplirse el buen presagio del veterinario ¡¡Bien!!. En la parte de la herida que queda por cerrarse puede verse, aún, algo de hueso pero, desde hace unos días, ha empezado a aparecer algo de tejido carnoso, así que este fin de semana, y bajo mi responsabilidad, he decidido saltarme alguna de las curas para no destruir con el agua oxigenada el nuevo tejido; creo que ha surtido efecto.


En la boca, concretamente junto a la comisura izquierda, le salió hace unos días una pequeña herida que se ha estado rascando con la pata y, lógicamente, se la ha empeorado un poco, así que anoche, después de curarle ésta y la herida del hocico, le volví a poner el collar isabelino para evitar que se volviera a rascar, al menos por la noche.


lunes, 21 de mayo de 2012

Días 38 y 39. Lustroso

Cris empieza a ser ya todo un señor Don gato, con el peso que ha puesto hasta la fecha. Espero que no llegue a convertirse en un tigre, al menos hasta que alguien lo adopte, y en una de éstas me devore enterito. Las heridas de las dos patas están bastante mejor, casi curadas por completo (la de la muñeca izquierda casi no se ve ya); supongo que el hecho de que ahora puede lamerse a conciencia está ayudando.

Día 37. Pelito.

La herida de la cabeza casi no se ve ya; aparte de que ya casi no se ve la cicatriz, la tiene mucho más cubierta de pelo. Es curioso ver como, en los pelos nuevos, vuelven a reproducirse los dibujos que ya estaban allí antes del afeitado (rayas oscuras longitudinales que van desde el ojo hacia la parte de atrás de su cabeza.). Como cada noche después de la última visita al veterinario, le he curado la herida de la nariz con abundante agua oxigenada y he podido comprobar que no tenía pus y que, aparentemente, está más cerrada; ojalá vaya cerrando bien, como el veterinario sospecha, y le quede operativo el orificio nasal derecho, aunque lamentablemente le quede la nariz un poco rarilla, como si se tratara de la de un gato boxeador.

domingo, 20 de mayo de 2012

Días 35 y 36. Toda la noche fuera.

Sigue haciendo mucho calor, demasiado para esta época del año, aún estamos a mayo. Como ya tiene casi curadas las dos heridas de las muñecas delanteras, he decidido no ponerle más Betadine y ya no hace falta ponerle el collar isabelino por las noches, vamos, que se puede olvidar ya de él (debe de estar encantado porque ahora podrá lamerse a todas horas, todo un placer felino).


Durante la noche, como la temperatura está rondando los veintitantos grados, se puede estar bien en la azotea, así que he empezado a subir a Cris a su ático, justo después de la cena, para que pase allí toda la noche, hasta la hora del desayuno. En la primera ocasión me costó dejarlo allí pero, bueno, no se trata de un gato cualquiera, es Cris, todo un superviviente que viene de la calle, de haber vivido a la intemperie y está acostumbrado y, bueno, allí arriba estoy seguro de que está mucho mejor que encerrado en el baño y, en el fondo lo se por experiencia, dormir “fresquito” y coger el sueño contando estrellas es toda una gozada. Por la mañana, cuando he subido a por él para bajarlo al baño, siempre me lo he encontrado dormido en su litera y, nada más oirme abrir la puerta de la azotea, se levanta rápidamente y aprovecha para desperezarse, maullando suavemente como si me diera los “buenos días”.


Días 33 y 34. Mucho calor.

Este año se ha adelantado el verano como suele ocurrir por estas tierras del sur y, por supuesto, Cris lo ha notado, ahora tiene algo menos de apetito pero come, sigue comiendo bien, que es lo más importante. Ciertamente no se si este será su primer verano porque, la verdad, no se que edad tiene (supongo que alrededor de uno o dos años), pero de cualquier forma, no es una buena época para estos pequeños peludos (para los que no lo sepan, tienen una importante densidad de pelo, dispuesto en distintas capas). A lo largo del fin de semana le he ido quitando el collar isabelino en contadas ocasiones y siempre durante cortos espacios de tiempo y no ha pasado nada, la herida de la nariz ha seguido igual porque no se puede tocar ahí con la pata, aunque se lave la cara con ella; Eso es fantástico, así que he decidido quitárselo ya durante todo el día. Aún se lo dejo por la noche porque no quiero que se lama las heridas de las dos patas después de haberle puesto Betadine.


Como el calor ha sido asfixiante durante el día, lo he subido a la azotea sólo por la mañana y al caer la tarde, y le he añadido al mobiliario del ático un plato grande con agua.

jueves, 17 de mayo de 2012

Día 32. Libre.

Bueno, se me olvidó comentaros que el veterinario me dijo que, dado el estado de las heridas, ya le podía quitar el collar isabelino al paciente. Según me explicó, eso es bueno para que se pueda lamer y que estar mucho tiempo con el collar puede perjudicarles (la verdad, no me enteré muy bien de cuales eran los motivos exactos). Aún no se lo he quitado porque no me atrevo a dejarlo sólo sin el collar porque me da miedo de que vaya a rascarse la herida de la nariz con la pata y estropee todo lo conseguido, así que, como ya es viernes, esperaré al fin de semana que tengo más tiempo para estar con él y puedo controlarlo mejor.

Día 31. 2ª parte: En el veterinario, como en casa.

Esta vez se ha portado fenomenalmente en el coche y no ha llorado, debe de haberse acostumbrado ya y además, como las últimas veces que ha estado allí no le han hecho ninguna “barbaridad” pues ... A pesar del tremendo calor que hacía en la calle y mis esperanzas de encontrar la clínica vacía, la sala de espera estaba llena de pacientes con sus respectivos dueños (en algunos casos, incluso dos por paciente, toda una trupe). Enfrente mía había una gatita que esperaba para ser vacunada; Su dueña me estuvo contando que ésta era la tercera que tenía, ya que con los anteriores no había tenido demasiada suerte. Al rato, después de que ellas entraran, nos tocó a nosotros. Pepe, el cirujano, pesó a Cris, comprobando satisfecho que ya estaba en los 3,8kg. Me estuvo preguntando como comía, como orinaba y como hacía la caca, etc. Estuvo examinando la herida a conciencia, mientras que yo le iba contando como lo había estado curando durante este último periodo de tiempo entre visita y visita; le conté también que en los últimos días le había encontrado algo de pus en el orificio de la herida. Después de todo esto me dio las nuevas pautas de tratamiento (colirio en el ojo “defectuoso” dos veces al día, agua oxigenada y colirio en la herida del hocico una vez al día) y me citó para dentro de quince días. Le pregunté cuándo podría coserle lo que quedaba de agujero pero me dijo que tal vez no hiciera falta. Lejos de salir decepcionado de la consulta porque la cosa volvía a alargarse, me fui de allí contento por el trato recibido, por sentir la implicación del cirujano y porque me despidió con esta frase: “... y si ves que algo no va bien o que empeora, te lo traes por aquí, que ésta es tu casa”.
A la vuelta, pasé por casa de una de las admiradoras de Cris para que ella y sus dos “peques” saludaran al “peluche”. Cris, lejos de asustarse por la presencia de la perrita que también vive allí y a la que le gusta correr detrás de los gatos, se mostró de lo más confiado y se dejó acariciar por toda la familia, dejando constancia de su peculiar nobleza.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Día 31. 1ª parte: Bon appetit

Hoy tocaba veterinario pero como no las tenía todas conmigo acerca de la operación del “muchacho”, de desayuno le puse algo de paté para gatos (esas latitas para bebés gatunos que puedes encontrar en el super a muy buen precio). Fueron casi 200g de comida fácil de masticar y de bastante buen sabor, sospecho por las ganas con las que se los zampó, a pesar de que estaba un pelín dormido aún. Decidí dejarlo en el baño porque para este día se esperaban temperaturas por encima de los 30º, en Sevilla, y no me fiaba de que se me fuera a deshidratar en la azotea, a pesar de que allí tiene algo de sombra para resguardarse. Para almorzar (suena como si se tratará de un gato marajá de la India ¿no?) le puse media lata de albóndigas y, mientras que daba buena cuenta de ellas, aproveché para prepararme mi comida, hambriento perdido.
Después de la siesta tiramos para el veterinario pero antes le estuve limpiando y curando las heridas.

sábado, 12 de mayo de 2012

Día 30. Relax.

Anoche, mientras Cris cenaba y yo estaba sentado en el baño, pendiente de que no se tocara con la pata en la herida, tuve otro momento de meditación y relax. Allí, delante de aquel gato contento y agradecido, me preguntaba por todos aquellos animales que afortunadamente tienen una buena vida, por los que pasan de una vida desastrosa a otra más placentera y también por los que no tienen tanta suerte. Me pregunté también porque a ciertos animales les damos oportunidades que otros ni siquiera sospechan. En fín, son ratitos de meditación que, gracias a Cris, estoy disfrutando últimamente. Todo un mes, ya, cargado de emociones, experiencias, apoyo y mucha energía positiva fluyendo en el ambiente, gran parte de ella proveniente de todos los que me estáis ayudando a buscarle familia adoptiva a Cris ¡Muchas gracias!.

Día 29. Recuperando.

Dado el mal rato de ayer, he recurrido, en una de las comidas a los potitos, que le gustan mucho y no le cuesta trabajo comérselos. También le he dado comida de la super-proteínica, alternándola con albóndigas para gatos. También he vuelto a ponerle colirio en el ojo “chungo” a ver si se mejora un poco o, al menos, no va a peor. Hoy sólo ha estado por la tarde en su apartamento de la azotea. En la toma de la noche ya estaba bastante más animado y con el ojo mejor. Casi se ha zampado 200g de paté para gatos (especial para gatitos).

viernes, 11 de mayo de 2012

Día 28. Larga jornada.

Por la mañana, después de darle el desayuno, he subido a Cris a la azotea porque las lluvias ya han quedado atrás y no parecía que fuese a ponerse mal el día. A la vuelta a casa, alrededor de las 18:00, me he encontrado a Cris un poco raro y con el ojo derecho lleno de lágrimas. No estoy seguro pero creo que tanto tiempo en la azotea no le ha sentado bien, tal vez por la falta de costumbre. Lo he bajado a “su cuarto de baño” y le he puesto de comer pero no demostraba demasiado interés y me ha preocupado que haya podido empeorar por mi culpa. Le he estado limpiando las heridas y ya lo he dejado allí, descansando.

miércoles, 9 de mayo de 2012

Día 25. Curada

Pues eso, que ya se puede decir que la herida de la cabeza, la que tiene en la base del cráneo, está completamente curada. Ahora lo que toca es que le vaya creciendo el pelo en esa zona y ya está. Sigo alucinado por lo bien que cicatrizan las heridas de los gatos, esos felinos de siete vidas. Por otro lado, y siguiendo con las buenas noticias, parece que Cris ya le ha cogido el punto al cajón de la arena, con lo que hace casi todo allí, al menos toda la caca, porque alguna vez se despista y se orina en la cama, suerte que sigo poniéndole las maravillosas sabanitas absorbentes (todo un invento).

Días 26 y 27. Nuevos descubrimientos.

Durante el fin de semana estoy más relajado y puedo dedicarle más tiempo, si cabe, a Cris. En una de las sesiones de cura y limpieza decidí limpiarle con un paño húmedo las patas delanteras no me gustaría que, en el caso de conseguirlo, se tocara con ellas alguna herida, al tenerlas tan sucias. Al tocarle la pata izquierda se que quejó y entonces descubrí que tenía una herida, oculta bajo el pelaje. Era una herida pequeña y un poco infectada.


Quité algún pelo muerto y limpié la zona con agua oxigenada, mientras Cris se quejaba leve y pacientemente. Después le puse algo de Betadine. Al día siguiente encontré, ahora en la pata derecha (tambien delantera) otra herida parecida pero más grande y en peor estado, con la carne de alrededor un poco necrosada (no soy entendido, claro está, pero tenía toda la pinta de ello). La limpié bien y esta vez si que se quejó más, debía ser porque al estar más infectada le dolía mucho más. De cualquier forma, se portó como un auténtico valiente y me dejó, incluso, que le trasteara la costra para poder eliminar parte de la zona infectada.


Día 24: Devorador.

Esta mañana se ha bebido, literalmente hablando, un bote de papilla para bebés, de 250ml. Ya está más animado e incluso recién “levantado” se atreve con lo que le echen aunque, por cuestiones de tiempo, me interesa más darle el potito porque se lo come antes y no llego tarde al trabajo. Como por la mañana no me he atrevido a dejarlo en la azotea por la amenaza de lluvia, por la tarde, después de darle de comer y curarlo (se ha zampado más de media lata de albondiguitas, marca ACME), lo he subido a su “ático” y allí ha estado hasta que he vuelto de la piscina, ya de noche. Estaba perfectamente allí arriba, muy a gustito sobre una sabana absorbente, acostado en una de las bandejas del taburete que tiene dentro de su apartamento.

Día 22. Disfrutando del día.

Después de desayunar y ser curado, Cris se ha subido a su pisito de soltero, bueno, bueno, ... lo he subido yo. Es divertido como, desde mis brazos, va observándolo todo, girando la cabeza a un lado y al otro, intentando que no se le escape ningún detalle de esos lugares de mi casa que aún no conoce, como buen gato curioso. Ha estado toda la mañana en la azotea y ha tenido mucha suerte porque el día, a pesar de haber amanecido algo nublado, ha estado soleado con alguna gotilla despistada.


viernes, 4 de mayo de 2012

Día 21. Mejorando.

Esta mañana, al darle de desayunar, he comprobado que la herida del hocico está bastante más cerrada. Es sorprendente ver como todo el moflete, que hace 20 días estaba totalmente desprendido por culpa de un enorme corte, ahora está volviendo a su sitio; cada día que pasa alucino más, ya que se hace patente para mi la leyenda de que los gatos tienen siete vidas. Bueno, se me olvidaba, la herida de la cabeza está casi curada ya, apenas queda un resquicio de lo que fue.

Día 20: Ático con vistas.


A pesar de ser domingo, me he levantado relativamente temprano. Después del desayuno, le he dado de comer a Cris y luego le limpiado la herida, como ya es habitual. Ha estado lloviendo por la noche y no se como estará la azotea para continuar con la tarea de construcción del habitáculo para el pequeño felino. El suelo estaba seco así que me he puesto manos a la obra, dejando puesta toda la malla al mediodía, buena hora para la inauguración, a pesar de que estaban cayendo algunas gotitas. He cogido a Cris y lo he llevado a su “apartamento”, un ático con vistas, ideal para un gato soltero y tan atractivo como él. En un primer momento, ante la novedad y el cambio de temperatura, se ha quedado un tanto parado e incluso ha estado maullando un rato pero creo que éste puede ser un buen desahogo para él, evitando así, que pase tantas horas encerrado en el cuarto de baño que le he asignado.


Lo he dejado allí durante unas dos horas, después lo he vuelto a llevar al baño. Por la tarde lo he vuelto a subir a la azotea porque no parecía que fuese a llover. Luego, ya en torno a las 21:00 lo he vuelto a bajar al baño, lo he pesado (ya está en 3,6kg) le he dado de cenar y a dormir (él, claro, porque yo me he puesto a ver una peli).

Día 19: Pintando.

Está comprobado ya que por las mañanas Cris no tiene tanta hambre que en el almuerzo y la cena, así que por eso le pongo comida de la más palatable, que le gusta más y le cuesta menos masticarla. Antes de almorzar, he estado un rato dedicado a la estructura de la caseta que le estoy haciendo a Cris. He colocado la puerta, con las bisagras que he comprado por la mañana, y he pintado toda la estructura de madera, junto con los bordes de la puerta, para evitar que se estropee con la inevitable lluvia en estos meses de primavera.

Día 18: Relax.

Cada vez que come, como no le dejo comida en el plato durante el día, se atolondra y, aunque no muere en el intento, acaba satisfecho y un poco agotado. Es entonces cuando respira hondo, me mira y vuelve a mirar al plato, creo que seguiría comiendo pero su instinto felino le dice que es hora de descansar. Lo cojo y lo siento sobre mis rodillas, le doy agua con la jeringa y las vitaminas (éstas sólo por la mañana, para evitar actividad extra indeseada por la noche), le limpio el hocico con un paño húmedo y luego, con agua esterilizada, le limpio la herida del hocico y el ojo derecho que, por cierto, no termina de estar al 100%. Después le pongo algo de colirio en la herida y en el ojo “chungo”. Mientras que estoy haciendo todo esto, él está super relajado y yo aprovecho para acariciarle el lomo y masajearle cabeza, orejas y mofletes. Casi siempre me lo agradece con su peculiar ruido de motor al ralentí, un profundo ronroneo de placer.


Día 17. Ya no es lo que era.

Esta mañana le he puesto una lata entera de la super-comida, como ayer, pero se la ha dejado a la mitad, debe de ser porque anoche cenó tarde y aún no estaba lo suficientemente salvaje como para comérsela entera. Le he estado limpiado la herida de la nariz y me he quedado sorprendido de como se le está cerrando el agujero, es increíble la cicatrización tan rápida de la heridas, supongo que, aparte de la naturaleza felina tan excepcional, debe de estar influyendo el aporte de antibióticos, vitaminas, etc ¡¡bien, bien, bien, ...!!

Día 16. Seco.

Por la mañana le he puesto de comer la lata de comida super-hiper-mega-proteínica y se la ha zampado en menos que canta un gallo. Al mediodía, bueno, más bien sobre las 18:00, le he puesto otra lata de comida, pero esta vez de las estándar, que también le gustan, aunque tarda más en comérselas por los tropezones. Me ha extrañado encontrar la cama seca y he mirado en el cajón; por lo visto ha estado orinando allí ¡¡bien!! Esto es un avance, lástima que tengo una bolsa de sabanitas absorbentes recién comprada (en fín, ya tendrán su uso). Por la noche, después de darme una vueltecita por la Feria de Sevilla y tomar unas copitas de rebujito con los amigos, me volví para casa. Nada más llegar, Cris, que conserva el oido perfectamente, me oyó y empezó a “llamarme”. La verdad es que cuando se pone a maullar desesperado parece un bebé y da un pelín de pena, pobrecillo. Dada la hora y mi cansancio, cogí uno de los botes de potito y empecé a dárselo con la jeringa grande. Cual fue mi sorpresa cuando comprobé que estaba chupando la jeringa y parecía que pedía más, entonces saqué la papilla del bote y se la puse en el plato, se la bebió ¡¡Bien!! Vamos avanzando.


Día 15. Y no se olviden de supervitaminarse, hipermineralizarse, ...

Pues eso, siguiendo la consigna de Super ratón, le he puesto una lata de esa magnífica comida para revivir a las bestias y se la ha bebido en menos de 10 minutos ¡¡qué fiera!! Luego le he limpiado las herida de la nariz (la de la cabeza ya no, porque me dijo el cirujano que me olvidara de ella ya que estaba muy bien), le he dado las vitaminas y puesto el colirio, tanto en el ojo como en el orificio nasal.

Día 14. 3ª parte: En obras.

Después de la consulta he ido a una de esas maravillosas superficies comerciales dedicadas al bricolaje para comprar la malla gallinera que me hace falta para el apartamento de Cris. De vuelta en casa y aprovechando que el gatito estaba dentro del transportín, le di una pasada de fregona desinfectante a la “habitación” de mi inquilino y, mientras que se secaba el suelo, me fui a seguir con la construcción del habitáculo. Estuve liado hasta que se fue la luz del sol y después le puse de comer al pequeño felino, que estaba ya que se subía por las paredes y muerto de hambre porque seguía en ayunas (me hubiera venido bien una mano externa o duplicarme).  Le puse una lata de paté de pescado (para gatos, claro) y se lanzó sobre ella, literalmente. Como no puede masticar bien, aún, tengo que ayudarle amontonándole los restos de comida para que los muerda mejor. Al final se zampó la lata entera y hubiera seguido pero el cuerpo no me daba para más, ya no podía esperar a que se comiera otra y además así, si se quedaba con un poquito de hambre, al día siguiente se zamparía la lata supervitamínica sin contemplación alguna.

Día 14. 2ª parte: Mejor pero ...

Camino del veterinario, Cris se ha hecho caca en el transportín. He tenido que parar el coche y limpiarlo porque el olor no era muy agradable que digamos y además no parecía buena idea que llegase todo manchado a la consulta. Una vez allí, en la sala de espera, he conocido a una pareja peculiar, una gatita de tres colores y a su dueño, que la llamaba “reina mora” a la par que esta se tumbaba sobre su nuca, todo un espectáculo. Por lo visto, la gatita tenía algo en una pata que le provocaba dolor y no la dejaba andar bien, espero que no sea nada y se mejore pronto por ella y por el dueño, bastante preocupado, por cierto. Bueno, hoy tampoco ha habido suerte, el cirujano quiere que, antes de operar para cerrar la herida, la mandíbula haya vuelto a su lugar y la infección haya desaparecido por completo. Me ha preguntado por las curas y después de contarle como lo estoy haciendo (siguiendo al pie de la letra sus indicaciones, claro) me ha dicho que como siga así le voy a quitar el trabajo (no, si al final, después de ésta y de las anteriores con Azul y Verde, termino de enfermero gatuno). Me ha dicho que siga 5 días más con los antibióticos y el colirio, que siga dándole la alimentación supernutritiva y que vuelva pasados unos 10 días ¡¡ostras!! Decepción total. He de confesar que en ese momento me he preguntado cómo me he podido meter en este lío, pero bueno, teníais que haber visto a Cris el día que lo encontré, no se merecía que lo dejara allí tirado.

Día 14. 1ª parte: Potito a pesar del hambre.

Esta tarde toca veterinario así que, ante la posibilidad de operación, he optado por darle de desayuno, algo más liviano como potito verduras y carne, así también ha sido más rápido (ya que se lo he dado con la jeringota. Se ha zampado, apenas sin respirar, todo el tarro; está hecho una auténtica “bestia”, desde que ha empezado a cogerle el gusto a eso del tragar. Después limpieza de heridas, toma del antibiótico y colirio, etc.


Día 13. Avanza la estructura.

Cris está que se sale, no para de ronronear cada vez que voy a darle de comer y se me engancha de los pantalones como si fuera el tronco de un árbol, suerte que me pongo, para la ocasión, unos vaqueros viejos de los de tela gorda. Salta sobre la comida como una auténtica bestia, a pesar de que le cuesta masticar por tener la mandíbula un poco descuadrada y falta de algunos de sus pequeños incisivos. Ya se ha comido las 4 latas de comida super proteínica que me recetó el cirujano y dos más que tenía yo para mis gatas (como siga a este ritmo, cualquier día me come a mí). Por la tarde le he pegado un buen achuchón a la estructura porque quiero que Cris la disfrute cuanto antes.

Día.12. Un apartamento de soltero.

Como no quiero que Azul y Verde (mis dos gatas) interactúen con Cris, he pensado en darle un capricho, el sueño de todo soltero, un apartamento con vistas. Esta tarde he replanteado la estructura de lo que será una especie de jaula grandota para que Cris pase parte del día y deje de estar tantas horas en el cuarto de baño que habilité para él. Creo que tendré suficiente con las tablas recicladas que he ido recopilando por ahí, cual Diógenes, aunque necesitaré 9,5m de malla para gallineros que si que tendré que comprarla.



Día 11. La bestia.

En la primera toma del día, Cris se ha puesto como un auténtico gato poseído al oler la nueva comida. Ha sido divertido y gratificante al mismo tiempo verlo tan animado y dispuesto a comer. Le he quitado el collar isabelino para que comiese por su cuenta. La comida ha volado (supongo que ha ayudado el hecho de que ésta es muy palatable, especialmente pensada para gatos y perros convalecientes).


jueves, 3 de mayo de 2012

Día 10. 3ª parte: A comer se ha dicho.

De vuelta en casa, le he dado de comer papilla de bebé y le he limpiado un poco las heridas. Luego he tenido que salir. A la vuelta he vuelto a darle de comer, esta vez ya le he dado de las nuevas latas super-proteínicas y justo después el antibiótico. Lo he limpiado más a conciencia y le he puesto el colirio. Sigue portándose estupendamente, es una maravilla de gato; lo máximo que hace es apartarse cuando le meto la jeringa de comida en la boca, o empujarme un poco con la pata derecha pero sin sacar las uñas, es increíblemente manso y la verdad es que debe de sentir mucho dolor, sobre todo cuando le limpio las heridas, en especial el orificio nasal, que está completamente destruido.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Día 10. 2ª parte: Al veterinario, por tercera vez.

Después de asear un poco a Cris, limpiarle las heridas y darle algo de agua con suero, lo he metido en el transportín y hemos puesto rumbo a la clínica. Ha estado llorando durante todo el camino e incluso allí. Pobrecillo, no termina de acostumbrase al ajetreo. La decepción ha llegado cuando los dos cirujanos han postpuesto la operación de cierre de heridas, con puntos, porque han encontrado a Cris muy delgado; al principio han pensado que podría deberse a algún tipo de virus (posibilidad no descartada por el momento) pero luego, después de observarle detenidamente la boca, han visto que había tenido rota la mandíbula, por la mordedura del presunto agresor, y por tanto ha debido de estar mucho tiempo sin poder comer. Me han recetado más colirio para el ojo derecho, antibiótico en pastillas y unas latas de comida altamente proteínicas para que se ponga fuerte pronto y poder intervenirlo ¡ah! se me olvidaba, y que le limpie las heridas con suero fisiológico. Me han citado para el próximo lunes.

Día 10. 1ª parte: Abriendo paso.

Esta mañana de jueves me he encontrado, de nuevo, cerrado el orificio nasal derecho y con un bastoncillo mojado en agua oxigenada lo he abierto para que pueda respirar mejor y porque no quiero que se suelde definitivamente sin que lo examine e intervenga el veterinario cirujano. Le he limpiado el orificio izquierdo que ahora, después de ponerle los puntos de esparadrapo en la nariz, está más abierto, facilitando la respiración de Cris. Sólo le he dado agua con suero porque seguramente esta tarde lo intervengan en la clínica y para esto debe de estar en ayunas.