domingo, 20 de mayo de 2012

Días 35 y 36. Toda la noche fuera.

Sigue haciendo mucho calor, demasiado para esta época del año, aún estamos a mayo. Como ya tiene casi curadas las dos heridas de las muñecas delanteras, he decidido no ponerle más Betadine y ya no hace falta ponerle el collar isabelino por las noches, vamos, que se puede olvidar ya de él (debe de estar encantado porque ahora podrá lamerse a todas horas, todo un placer felino).


Durante la noche, como la temperatura está rondando los veintitantos grados, se puede estar bien en la azotea, así que he empezado a subir a Cris a su ático, justo después de la cena, para que pase allí toda la noche, hasta la hora del desayuno. En la primera ocasión me costó dejarlo allí pero, bueno, no se trata de un gato cualquiera, es Cris, todo un superviviente que viene de la calle, de haber vivido a la intemperie y está acostumbrado y, bueno, allí arriba estoy seguro de que está mucho mejor que encerrado en el baño y, en el fondo lo se por experiencia, dormir “fresquito” y coger el sueño contando estrellas es toda una gozada. Por la mañana, cuando he subido a por él para bajarlo al baño, siempre me lo he encontrado dormido en su litera y, nada más oirme abrir la puerta de la azotea, se levanta rápidamente y aprovecha para desperezarse, maullando suavemente como si me diera los “buenos días”.


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