En la primera toma del día, Cris se ha puesto como un auténtico gato poseído al oler la nueva comida. Ha sido divertido y gratificante al mismo tiempo verlo tan animado y dispuesto a comer. Le he quitado el collar isabelino para que comiese por su cuenta. La comida ha volado (supongo que ha ayudado el hecho de que ésta es muy palatable, especialmente pensada para gatos y perros convalecientes).
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