viernes, 4 de mayo de 2012

Día 14. 3ª parte: En obras.

Después de la consulta he ido a una de esas maravillosas superficies comerciales dedicadas al bricolaje para comprar la malla gallinera que me hace falta para el apartamento de Cris. De vuelta en casa y aprovechando que el gatito estaba dentro del transportín, le di una pasada de fregona desinfectante a la “habitación” de mi inquilino y, mientras que se secaba el suelo, me fui a seguir con la construcción del habitáculo. Estuve liado hasta que se fue la luz del sol y después le puse de comer al pequeño felino, que estaba ya que se subía por las paredes y muerto de hambre porque seguía en ayunas (me hubiera venido bien una mano externa o duplicarme).  Le puse una lata de paté de pescado (para gatos, claro) y se lanzó sobre ella, literalmente. Como no puede masticar bien, aún, tengo que ayudarle amontonándole los restos de comida para que los muerda mejor. Al final se zampó la lata entera y hubiera seguido pero el cuerpo no me daba para más, ya no podía esperar a que se comiera otra y además así, si se quedaba con un poquito de hambre, al día siguiente se zamparía la lata supervitamínica sin contemplación alguna.

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