viernes, 4 de mayo de 2012

Día 16. Seco.

Por la mañana le he puesto de comer la lata de comida super-hiper-mega-proteínica y se la ha zampado en menos que canta un gallo. Al mediodía, bueno, más bien sobre las 18:00, le he puesto otra lata de comida, pero esta vez de las estándar, que también le gustan, aunque tarda más en comérselas por los tropezones. Me ha extrañado encontrar la cama seca y he mirado en el cajón; por lo visto ha estado orinando allí ¡¡bien!! Esto es un avance, lástima que tengo una bolsa de sabanitas absorbentes recién comprada (en fín, ya tendrán su uso). Por la noche, después de darme una vueltecita por la Feria de Sevilla y tomar unas copitas de rebujito con los amigos, me volví para casa. Nada más llegar, Cris, que conserva el oido perfectamente, me oyó y empezó a “llamarme”. La verdad es que cuando se pone a maullar desesperado parece un bebé y da un pelín de pena, pobrecillo. Dada la hora y mi cansancio, cogí uno de los botes de potito y empecé a dárselo con la jeringa grande. Cual fue mi sorpresa cuando comprobé que estaba chupando la jeringa y parecía que pedía más, entonces saqué la papilla del bote y se la puse en el plato, se la bebió ¡¡Bien!! Vamos avanzando.


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