viernes, 11 de mayo de 2012

Día 28. Larga jornada.

Por la mañana, después de darle el desayuno, he subido a Cris a la azotea porque las lluvias ya han quedado atrás y no parecía que fuese a ponerse mal el día. A la vuelta a casa, alrededor de las 18:00, me he encontrado a Cris un poco raro y con el ojo derecho lleno de lágrimas. No estoy seguro pero creo que tanto tiempo en la azotea no le ha sentado bien, tal vez por la falta de costumbre. Lo he bajado a “su cuarto de baño” y le he puesto de comer pero no demostraba demasiado interés y me ha preocupado que haya podido empeorar por mi culpa. Le he estado limpiando las heridas y ya lo he dejado allí, descansando.

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