Por la mañana, volví a limpiarle la nariz con el bastoncillo
y volví a fijarme en ese trocito que se movía al tocarlo como si estuviera
prácticamente suelto. Pensé que tal vez pudiera ser un obstáculo para que se le
cerrara bien la herida, así que cogí una pinzas pequeñas y se lo quité sin
esfuerzo alguno. Cris se resistió un poco porque le dolía pero como es tan
noble el “tío” pues todo salió bien. Justo después le limpié la herida con agua
oxigenada y le puse algo de colirio (como ya he hecho en otras ocasiones para
que no se infectara). Durante un rato me ausenté de casa y a la vuelta me
encontré a Cris más quieto de lo normal y me extrañé porque, cuando está suelto
en el jardín, suele venir en busca mía cada vez que me siente entrar en casa.
Estaba lamiéndose, me acerqué a él y descubrí que tenía dos arañazos, poco más
que superficiales, en la cabeza y algo así como un mordisco en el antebrazo
derecho delantero (tal vez ésta no sea la manera más correcta de describir la
anatomía felina, pero es que no se hacerlo mejor). Le desinfecté las heridas
con agua oxigenada y lo dejé dentro de casa, reservado y descansando. Sospecho
que debió de tener algún tipo de encontronazo con un gato “cani” que suele
colarse en casa para comerse la comida que les pongo a Verde y Cris. Verde no
se mete en líos y ni siquiera le planta cara. Me da en la punta de la nariz que
el noble de Cris debió de acercársele a ese prenda gatuno para charlar un rato
de cosas de gatos y, en lugar de un abrazo de colega, se llevó un ataque al más
puro estilo callejero.
domingo, 21 de abril de 2013
Día 139. Encontronazo.
jueves, 11 de abril de 2013
Día 138. Hallazgo.
Cris sigue tan espabilado como siempre, aunque mantiene ese
puntito de despistado, con la lengua fuera a veces, que le da un toque muy
original. Por la mañana le he estado limpiando, con un bastoncillo y agua
esterilizada, el agujero que tiene en la mitad derecha de la nariz. Después de
quitarle el moco que tenía ahí acumulado y que supongo que se le forma porque
vive en continuo resfriado, al tener ese lado tan abierto, descubrí que dentro
de la herida había algo así como un trocito de algo blanco que se le movía. Parecía
un trozo de hueso y no me atreví a tocar mucho. Luego le limpié la barbilla que
tenía llena de mijitas negras (la verdad es que al principio pensé que pudieran
ser bichitos pero creo que se trata de restos de comida seca que no se ha
podido limpiar.
Día 135. Pedestal.
Me encantaría saber que es lo que realmente pasa por la
cabeza de los gatos cuando hacen determinadas cosas, y una de ellas es el hecho
de subirse encima de las cosas ¿Será que necesitan dominar la situación?
¿Controlar desde ahí arriba lo que yace a su alrededor? Como primer paso, en su
escalada hacia las alturas, Cris ha encontrado una peculiar atalaya en la
cocina. Se sube encima del cubo para reciclar los envases y, como allí se
siente a gusto y seguro, empieza a lavarse. Después de cada pasada por su
blanco pelaje, se le queda la lengua fuera porque, al haber tenido la mandíbula
rota, no se le cierra bien la boca. Con esa cara de gato despistado que pone a
veces y la lengua a medio recoger, se convierte en un gato de lo más peculiar.
Me encanta.
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